Esto me llegó la semana pasada. Era demasiado largo, así que te dejo con lo más importante:
Hola Sergio,
De acuerdo, me has convencido al final, recibo tus correos diariamente. Presto atención en todos los detalles que nos transmites.
Pronto reservaré una de tus clases.
Anteriormente, contraté clases de un mes de cuatro horas diarias en persona, clases de cara en cara en Madrid, y también aquí en Ankara con una profesora cinco clases online. En todo ese momento solo me hacían resolver test, escuchar audios y siempre al final acababan diciéndome de que con solo resolver test en casa yo sola y leer libros lo aprobaba.
Lee con antención esto que te voy a decir.
No te va a gustar leerlo, pero es una realidad.
Tan real como la gravedad, el precio de la gasolina que sube y lo buena que está la paella.
Es imposible que apruebes el DELE haciendo test y autocorrigéndotelos en casa, escuchando audios y leyendo libros.
Si eso lo haces tú, bueno, está justificado. No lo sabías. Suspendiste el examen. Y ahora ya lo sabes.
Si eso te lo pide un examinador DELE al que le estás pagando, bueno, pues te está robando.
Mira, examinadores DELE hay muchos. Y muy baratos. Y muy vagos. Y muy incompetentes.
Y también hay examinadores DELE que son baratos, y no son tan vagos ni tan incompetentes.
Eso sí, esos cuesta encontrarlos.
Por eso no pierdo mucho tiempo aquí y me aseguro desde el principio: sé que cuando un examinador DELE ofrece sus clases a precio alto, es poco probable que sea vago ni incompetente ni quiera robar a nadie.
El precio justifica el valor. Es un seguro de vida.
Eso es algo con lo que casi siempre acierto. Cuestión de estadística.
No te estoy diciendo que contrates mis clases DELE, que suelen ser bastante caras para la mayoría.
Mis estudiantes aprueban, pero suelen ser bastante caras para la mayoría.
Solo te digo que pienses un poco en esto.
Si contratas a un examinador DELE barato porque crees que vas a ahorrar, luego te sale más caro suspender el examen y tener que volver a renovarlo.
Y ni te digo el tiempo que pierdes.
Imagínate que suspendes y tienes que esperar otros cuantos meses (o incluso un año) hasta la siguiente convocatoria.
Pero bueno, lo dicho.
Lo barato sale caro.
Y lo caro sale caro al principio pero luego apruebas.
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